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Futbol y etcetera

Preparación física inteligente 2 - Chaleco lastrado 0 (por Angel Cappa)

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Nota mía: Recomiendo previo a la lectura de este artículo leer cómo, en su momento, la corporación APEFFA (Asociación de Profesores de Educación Física del Futbol Argentino) sacó este comunicado  cuando fueron cuestionadas las ideas por el entonces DT de River. Por supuesto, los medios hegemónicos, empezando por el diario "Olé", tomaron posición a favor de la corporación.
La crisis del futbol argentino se origina en varios factores y uno de ellos es el que Angel puso en su momento (y vuelve a poner ahora nuevamente) en debate: la preparación física debe quedar atada a lo futbolístico y no al revés, porque las ganancias que se obtienen no son otras que: menos tiempo de preparación para cuestiones técnicas, entrenamientos cada vez menos con pelota, que es lo que el jugador no debe perder de vista, imprecisión producto de todo ello, y lesiones permanentes en los jugadores (la materia prima del futbol a la que hay que cuidar), especialmente de rodilla.
Estas son algunas reflexiones al azar que surgen con un tema en el que debiera permitirse al menos un debate serio y adulto a partir de la exitosa experiencia Barcelona.

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Aprovecho que esoy en España para seguir investigando acerca de la preparación del futbolista y ver cómo lo hacen acá y en parte del resto de Europa. Lo que ahora se está imponiendo, tal vez a partir de los éxitos del Barcelona en fútbol, es la eliminación de las sobrecargas. Y
no solo en el fútbol, sino también en la preparación de los atletas. Se
utiliza, por ejemplo, el entrenamiento (puramente físico) en suspensión
y ahí se trabajan la fuerza, el equilibrio y la estabilidad del cuerpo,
sin sufrir los daños de las cargas pesadas. Ni siquiera los abdominales
mantienen el esfuerzo tradicional, tantas veces dañino con la columna, y
causante de otros problemas colaterales.

La nueva técnica, llamada hipopresiva, trata de evitar esos inconvenientes. En otras palabras, los trineos, los tristemente famosos chalecos lastrados, las pesas con cargas absolutamente inapropiadas para un futbolista, y
por lo visto también para los atletas, están cada vez mas alejadas de
la realidad, y más cerca de una profunda ignorancia que supone que,
cuanto más sufre un jugador, mejor preparado fìsicamente está.

Lo que el Dr. Oliva y el flaco Menotti vienen pregonando desde hace más de 40 años, y que Paco Seirulo (preparador fìsico del Barcelona desde hace mas de 20 años) ha perfeccionado y difundido hasta el cansancio, parece que actualmente ha sido "científicamente" aceptado y puesto en práctica. Menos, aunque parezca increíble, en la mayoría de los equipos de fútbol de Argentina, donde se siguen imponiendo métodos de preparación cavernícolas sin fundamento alguno, apoyados por algunos periodistas tan desinformados como ridículamente soberbios, con discursos cómicamente inflamados y pretendidamente modernos.

Pasando a otro tema. He leído declaraciones de Iniesta
que no hacen más que confirmar, no solo su asombroso conocimiento del
juego y su impecable calidad, sino también su ejemplar ideología
futbolística. Le preguntaron algo así como si no sentía la necesidad de ser nombrado el número 1, o el mejor del mundo, y dijo "yo no juego para ser el número 1, juego para ser feliz y hacer feliz a los demás". Me imagino un coro de imbéciles atropellándose para recordarle que se trata de ganar y nada más.
Y también tuvo respuesta para ellos: "Yo quiero ganar", dijo, "para eso
juego, pero no de cualquier manera. En mi casa y en el Barcelona me
educaron de otra forma, y me enseñaron que no se gana de cualquier manera. Hay que hacerlo respetando el juego, a los compañeros y a los adversarios". Hay
pocos jugadores en el mundo que tengan esa manera de ver y entender
este juego. Riquelme, Redondo, Latorre, Bolatti, Pastore, el mago
Capria,Pires, el pelado de la Peña, Pablo Aimar, Fábregas
, son
algunos de los que yo conozco, pero muchísimos más se abonaron y abonan a
esa frase estúpida y sin sentido: "ganar como sea". Que le vamos a
hacer...

Un abrazo. La seguimos.

martes 25 de octubre de 2011)

Fuente: http://cappadt.blogspot.com/2011/10/aprovecho-que-esoy-en-espana-para.html

Volvemos para intentar parar la pelota

El futbol argentino y su crisis amerita parar la pelota unos instantes. Y observar qué pasa adentro de la cancha por un lado y fuera por otro. Esta nota se origina en la debacle futbolística de la semana pasada en Brasil contra el seleccionado local que bien pudo haber hecho (3) más que los 2 goles que concretó. Mientras esto ocurría, el comentarista deportivo de "Telefé", ex secretario de medios de la epoca del ex presidente durante los noventa, Carlos Menem, profeso defensor de una forma (bilardista) de ver el futbol, elogiaba al equipo argentino por lo que consideraba una forma notable de defenderse. Qué crisis profunda atravesamos si los que forman opinión se contentan por perder por 2 goles ni siquiera atisvando a mirar el arco contrario. Ni Maradona ni Batista pudieron darse ese doble "lujo" siendo DTs del seleccionado: salir a defenderse y recibir elogios de la prensa por ello.

Pasando al futbol local, se puede ver, afortudamente, desde los planos amplios que cada tanto nos provee el "Futbol para todos" desde atrás de los arcos, a una distancia elevada que brinda un panorama preciso de las tácticas en juego, cuando se dispone sacar un arquero, el detalle que los 20 jugadores, a excepción de los arqueros obviamente, se encuentran dispuestos en aproximadamente 1/4 del terreno total de juego. La pregunta que surge (y se ramifica en varias) es: ¿Qué sucede, además de contar con la presencia de palomas, en el resto del terreno? ¿Se puede jugar bien al futbol de esa manera? ¿Qué responsabilidad tienen los técnicos de esto? ¿Cuánta tienen los dirigentes? ¿Y los socios que los eligen y hasta reeligen? ¿Qué culpa tienen los jugadores de no revelarse ante esquemas absolutamente conservadores y para nada vistosos? ¿Cuánto influyen los árbitros con fallos que protegen a los que poco juegan y mucho pegan? ¿Y el periodismo cuánto aporta? ¿Critica esta forma de juego? ¿Protege a los que proponen jugar o los sentencia mediáticamente al exilio? ¿Qué culpa tiene Grondona, presidente de AFA, en no promover un proyecto futbolístico serio desde el seleccionado, desde las infantiles? ¿Qué gana y qué pierde el futbol argentino con su relección? ¿Qué quiere su acérrimo opositor mediático, uno de los dueños de América TV, de las asociaciones civiles sin fines de lucro que son los clubes, además de privatizarlos?

Muchas preguntas surgen y ameritan un espacio de debate que se reinaugura en este blog, de futbol insurgente. Abrazo de gol

Muy buena entrevista a Cappa del diario NOS digital

“Riquelme es, quizás, el último menottista”

Deportes

Terminado su paso por River, Ángel Cappa habla de fútbol. Del futuro de la pelota. Del diez de Boca como uno de los pocos tipos que conserva en su juego la cultura argentina. De la crisis del menottismo. Y de cómo el negocio se comió todo: incluso las flores que salían de los potreros.

El tipo, de alguna manera, parece ya haberlo dicho todo.

Parece.

Porque sentado, ahí, en el centro del bar La Biela, alrededor de las pequeñas manchas de sol de la mañana, espera. No sabe que entraremos por la puerta opuesta a la que él está mirando. Y no sabe, tampoco sabe, que alcanzará con mirarle la espalda para reconocerlo. La imagen es fácil, ya la vimos mil veces: es Ángel Cappa, con su saco elegante, y, como siempre, como da gusto, está pensando, buscando nuevas grietas para entrarle al mundo de las mediocridades de la pelota.

Pensando, con todo y a pesar del todo.

Hay cosas que sorprenden: su fanatismo por los bares. Es como la cocina de su pensamiento. Podría pasarse días enteros tomando café y hablando de fútbol. Mucho más después del triunfo de cinco goles del Barcelona al Real Madrid, que le permite distraerse un poco.

Porque, esta vez, está distinto.

Y algo tiene que ver con su salida de River. Anda con bronca, se lo nota enojado, pero con muchas más fuerzas que las fuerzas que hace rato lo distinguen, con un paladar lleno de ansias de desafiar a este fútbol argentino al que ve más feo que nunca. Más repleto de negocios. Más impaciente. Más interesante para seguir peleando. “Nunca jamás hay que retroceder en nuestra idea”, explica.

Eso hace al arrancar la charla: no retrocede.

 

- Ángel, ¿qué pasa?

- Pasa que parece haberse perdido todo. Casi todo.

- ¿Incluso el menottismo?

- Yo no veo una prolongación nuestra. Veo algo bastante peor, veo una superación tremenda del bilardismo. Que se haya terminado César Menotti y que se termine Cappa no importa. Lo que sí importa es que continúen el sueño, la utopía, las ganas. Hoy, en Argentina, en la práctica, nos queda poco. No hay límites. Aunque quedan grietas. Nos quedan espacios. Pero hay que saber que esto es como en el casino: mientras a nosotros nos dan una sola ficha para jugar, hay otra idea a la que le dan miles. Y eso es realmente complicado.

- César Menotti evaluó hace poquito, en una entrevista para el diario As de España, que el fútbol argentino estaba en un proceso de desculturización. ¿Es tan así?

- El fútbol argentino perdió su esencia. Su cultura. Si alguien, cualquiera, acepta en términos generales que para ganar hay que jugar mal es que se perdió todo. No tiene sentido, es una contradicción. Este deporte ha logrado algo impresionante: generar un lugar infinito para la destrucción. Siempre se puede destruir un poco más. Y en Argentina hemos llegado a un punto donde faltan tipos que puedan defender el fútbol, aunque sea un poquito. Aunque sea de palabra. Porque no tenemos los medios de comunicación. Porque los entrenadores no quieren salirse del rebaño para poder seguir trabajando. Acá no existe un tipo como Pep Guardiola y no me refiero a su talento como técnico o como futbolista, hablo de su capacidad por defender lo que piensa.

- ¿Pero no queda nadie?

- Queda uno: Juan Román Riquelme. Que yo veo que es uno de esos tipos realistas capaces de hablar las cosas con convicción. Que se anima a decir que de cualquier forma no se puede ganar. Y es un tipo que lleva el fútbol puesto, por eso tiene problemas. Por eso dicen que es un tipo conflictivo: porque no acepta las barbaridades y las pelotudeces que circulan alrededor del fútbol. Sí, Riquelme puede ser. Riquelme es, quizás, el último menottista. Es el tipo donde queda algo de la cultura argentina, del cuidado de la pelota, de la idea que expresa el Barcelona y que acá se denomina menottismo.

- Ya que habla del Barcelona. Si Xavi es el armador del mejor equipo del mundo, quizás, incluso, el mejor jugador, ¿no es una paradoja que los jugadores, los pibes, no quieran ser todos como él?

- Una vez, hablando con Cruyff, yo decía que, en términos generales, cuando uno entraba a un equipo diciendo que quería jugar bien a uno le iban a tirar piedras por todos lados. No lo iban a dejar tranquilo. Y él me decía: “¿Sabés por qué? Porque para jugar bien hay que saber”. ¿Sabés por qué no siguen a Xavi? Porque hay que saber, preocuparse, ver el juego, analizarlo, entender de qué manera él defiende la pelota. No es cuestión de que un entrenador llegue y diga “muchachos hay que tocar”, es cuestión de tiempo, de paciencia. Cosa que acá no hay. Xavi conoce perfectamente el juego, conoce cómo hacer para jugar bien, aunque no siempre le salga. Pero juega intentando siempre ser el mejor, sin regalarse a nada. De la misma forma, yo no me imagino a García Márquez pensando en vender mientras escribe, sino tratando de armar el mejor relato. Acá en Argentina se nos convence de que para ganar hay que jugar mal. Es una cosa increíble. Y está cada vez más difícil.

 

- Pero Ángel, usted habla de dificultades, de cosas casi imposibles y hace un año estaba al borde de salir campeón con Huracán…

- Claro, no podemos dar todo por perdido. No lo vamos a hacer. No le vamos a regalar todo a los otros. Siempre se puede dar una situación más. Pueden aparecer los intérpretes. El problema es quién los dirige. Los entrenadores están más convencidos de no caerse de la rueda que de construir algo distinto. Pero se puede con tiempo, no se puede en la histeria del fútbol argentino. Hay histeria, sobre todo, por la urgencia de vender. Vos tenés un número 9 como Rogelio Funes Mori, que no es precisamente el caso porque es un chico que trata de mejorar siempre, que termina pensando, solamente, en hacer dos goles más para poder ir a jugar a Europa. Donde sea. Quizás a Ucrania. Ya ni siquiera a España o a Italia, tan sólo importa la plata. Acá un pibe llega a los 17 años y ya hay que venderlo. Nadie tiene paciencia: ni el chico, ni su familia, ni el representante.

- En algún momento, usted había mencionado que lo que tenía el fútbol argentino era muchos jugadores, muchos pibes que salían de los potreros y que la propia genética daba buenos jugadores.

- Sí, pero todo va evolucionando. En el potrero lo que conseguía el jugador era estar todo el tiempo con la pelota. Eso generaba cierta técnica. Después, estaba el talento de cada uno. Si vos estabas todo el día con la pelota no equivocabas un pase de cinco metros, de diez metros. Hasta ahí llegaban todos. Ahora están muy poco tiempo con la pelota. Es algo que dice el Checho Batista: la preparación de los jugadores en las divisiones inferiores es totalmente equivocada. Está dirigida hacia las pesas, no hacia el fútbol. Yo pude ver en los últimos años barbaridades tremendas. Barbaridades hacia el fútbol. Barbaridades hacia el cuerpo de los jugadores. Barbaridades hacia las columnas de algunos pibes. La pelota ocupa menos tiempos. En la divisiones inferiores de Argentina se les explica a los pibes cómo hacer abdominales y no cómo jugar. Ya desde chiquitos aparece la destrucción. Y lo que se genera es que los buenos jugadores aparecen a pesar de todo eso y no a partir de eso.

- ¿Se puede decir, entonces, que se va a un proceso donde ya no van a aparecer buenos jugadores?

- Eso sí que no se sabe. Porque, de repente, aparece uno como Javier Pastore o como Manuel Lanzini y, ahí sí, todo se desacomoda. Esto es como el campo: destruyen todo, rompen todas las tierras para plantar soja, destruyen todo para hacer combustible, pero vos vas caminando por ahí y, de repente, te cruzás con una flor y no lo podés creer. No entendés cómo salió. De dónde salió. Entonces, si la regás un poquito, quizás crece. El problema es cuando a esa flor la descubran los tipos del negocio: te la arrancan y te la llevan. Yo no creo que haya una liga de las importantes donde se juegue tan mal como la de Argentina. Sinceramente, el fútbol argentino es espantoso desde lo conceptual. Aunque aparecen jugadores y aparecen algunos equipos que arman algo distinto. Ahora, Godoy Cruz que juega bien. Hay momentos, cuando la agarran Maximiliano Moralez, Juan Manuel Martínez y Santiago Silva, en los que Vélez juega también muy bien. Después, en términos generales, los equipos son horribles. Yo he visto centrales que la pelota viene y de aire, como viene, la tiran a la mierda, sin importarles nada. Vi en el River-Boca algo totalmente increíble: un jugador agarró la pelota, la paró con el pecho, la acomodó con el muslo y la mandó a la reputa madre que lo parió. Se tomó el trabajo para acomodarla y después rechazarla. Algo increíble. Setenta mil personas en la cancha y no sé cuántos millones más mirándolo. Ninguna vergüenza.

- ¿Y en River no hubo espacio para encontrar esas flores de las que usted habla?

- Es que no hubo tiempo. No hay tiempo en este fútbol. El negocio pide que todo sea rápido, que resolvamos a toda velocidad. A pesar de eso, River tuvo sus buenas cosas: hubo tipos como Matías Almeyda que me sorprendieron porque, a su edad, sigue progresando futbolísticamente. Sin perder lo que significa el Pelado en la lucha, incorporó cosas que lo hicieron jugar mejor ahora que antes. También está Paulo Ferrari. Está Jonathan Maidana. Está Funes Mori, que escucha todo el tiempo y trata de aprender algo que en él es más fácil porque tiene un gran talento. Pero es muy difícil, estamos muy complicados.

Cappa hace un silencio. Algo raro en él. Probablemente esté reflexionando. Quizás, haga lo mismo que intenta que sus equipos hagan en la cancha: hacer uso de la pausa para pensar. Pero es un amague. Cuando parece que está caído, golpeado, triste, vuelve a la carga con una enorme cantidad de palabras, desafiando al futuro.

- ¿Desde dónde se puede cambiar?

- Hay que usar todas las trincheras posibles. Mi rol como entrenador, la revista de ustedes, las voces que siguen defendiendo la ética por sobre el negocio. Seguir buscando. El fútbol argentino tiene que cambiar, pero desde los dirigentes. No desde los jugadores, que siempre están dispuestos a jugar y a compartir. Para un pibe es realmente jodido contradecir al entrenador que te tiene que poner o que te tiene que sacar. Para un técnico es difícil luchar contra el periodismo porque es luchar contra los negocios. En River teníamos que luchar contra todo eso y, además, contra la urgencia. Que es muy difícil. Porque el fútbol argentino lo es: es difícil. Y las cosas se las bancan tipos como Almeyda y como Ortega porque tienen muchos años en Primera.

- Con todo este panorama discutido, ¿cómo se siente usted?

- Yo asumo que estoy en contra de la corriente y que defiendo lo que pienso, como siempre lo hice en mi vida. Lo hice cuando no tenía para tomar un café y lo hago ahora que puedo tomarme varios. Me aterran los tipos que pasan los 50 años y empiezan a retroceder en sus ideas. Seguiremos entrenando y discutiendo. Si no se pudiera cambiar, me volvería a casa a ver al Barcelona y nada más. Si yo tuviera que dejar un mensaje diría que la verdad es que nunca, jamás, hay que retroceder.

Así hace, otra vez, cuando termina la entrevista: no retrocede.

 

Fuente: http://www.nosdigital.com.ar/2010/12/riquelme-es-quizas-el-ultimo-menottista/

Que nos paso? Por Angel Cappa

domingo 14 de noviembre de 2010

¿Qué nos pasó?

Después de ver y disfrutar del Barcelona-Villarreal surgieron espontaneamente varias preguntas: ¿qué nos pasó a nosotros para estar ahora tan lejos de ese concepto futbolístico que nos perteneció, nos enseñó a entender este juego, y nos permitió vislumbrar la felicidad, además de hacernos vivir la ilusión, la utopía, el horizonte que siempre está más allá, como decía Atahualpa? ¿Por qué ahora nuestros jugadores corren y chocan permanentemente, sin pausas, sin toque, sin claridad, sin fantasía, sin elegancia, sin eficacia? ¿Por qué casi todos los resultados de los partidos de nuestros campeonatos son productos de la casualidad más que del juego? ¿Por qué todo es lucha, fricción, dientes apretados, puños cerrados...? Cuando uno ve jugar a Xavi es como ver un oasis de serenidad, calidad, elegancia, precisión, técnica y, especialmente, es como estar leyendo las mejores páginas del manual del buen fútbol. ¿Cuántos 10 había antes en nuestro país como para equipararlos al crack catalán? ¿Cuántos hay ahora? ¿Acaso la crisis brutal del capitalismo arrasó también con los valores de nuestro fútbol? Algo nos pasó para que el partido entre el Barcelona y el Villarreal (que también jugó muy bien) nos parezca de otro planeta. Algo grave nos pasó para que muchos jugadores de la Selección Española, cuando estuvieron en Buenos Aires, me preguntaran por qué se corre tanto acá y se asombraran de la extrema dureza que hay en la disputa de la pelota. A propósito, ¿por qué corremos tanto detrás de la pelota y cuando la tenemos la perdemos en 2 segundos?¿Es que nos gusta correr más que jugar? Y no estoy hablando de los demás, yo también estuve enredado hasta hace muy poquito en los laberintos de estas preguntas sin encontrar la salida. Por algo el Checho Batista advierte de los peligros que estamos corriendo si seguimos "educando" así a nuestros futuros futbolistas. ¿No será hora de ir pensando que el músculo nunca puede reemplazar a la inteligencia? ¿No será el momento de barajar y dar de nuevo, de reconocer la importancia vital de la pelota para volver a ser sus amigos? Eso que vimos entre el Barcelona y el Villarreal era nuestro fútbol. ¿Alguien puede negar que es mucho mejor que lo que vemos en nuestras canchas? Y no me refiero a la calidad individual de los jugadores, sino al concepto del juego. Si pensamos y averiguamos qué nos pasó, tal vez lo podamos mejorar entre todos. Un lindo desafío, ¿no?

Gracias Angel. Hasta pronto. Hasta la victoria

Angel Cappa acaba de renunciar, según River, de común acuerdo a la DT de River. Quiero valorar en este momento economico de River este tipo de gesto de respeto a River y el presidente que le dio la enorme oportunidad de dirigir a River. Seguramente este gesto de Angel será poco valorado por el periodismo que tanto se debe estar regocijando por la supuesta renuncia. Es otra demostración de la grandeza que Angel tiene. Angel demostró que no le quedó grande la DT de River, que la peleó como nadie en el peor contexto histórico de River y con toda la prensa, prácticamente, en su contra. Porque si bien existen muchas cosas para reprocharle a Angel, nadie puede negar que siempre quizo hacer jugar a River mirando el arco de enfrente y logró, mal que mal, que respetaran a River nuevamente. Desde el punto de vista resultadista, como DT, logró 27 puntos en 18 partidos, con un plantel depurado de jugadores que nunca pudieron vestir la camiseta de River, que derivó en un River joven y con gran futuro, con la ausencia futbolistica de los principales referentes o lideres, un River que seguramente un DT que sea del paladar riverplatense podrá sacar adelante.

Gracias Angel por gritar como casi hincha en cada momento por las injusticias que padeció el River que intentaste reconstruir, cumpliendo el rol de aquellos directivos que se rasgan las vestiduras pero te dejaron solo gritando "LADRONES. MAFIOSOS" luego del histórico afano que le propinaron a River en Mendoza, que condenó a tu River en formación a despedirse del campeonato.

Se me viene a la mente aquella mañana que Angel vino a dirigir sin siquiera descansar, esa gris mañana que volvió de Europa con el objetivo de recuperarle la identidad afanada a River y sacarlo a River de su condena al descenso directo. Y, pese a todo, lo logró. Ahora mastico bronca. Lloro como lloré la partida de Ramón Díaz, el único que, junto a Pasarella, me hizo gozar viendo el futbol de River. No descarto que llore aún más que en esa oportunidad. Esto es otra victoria de los inescrupulosos que dominan las CD de las instituciones civiles, los referatos y los microfonos de medios hegemonicos que ponen al negocio por sobre el futbol.

Gracias Angel por todo. Y por sobre todo por tu EJEMPLO. Y tu HOMBRIA DE BIEN. Hasta pronto. Hasta la victoria

Identidad se busca


El problema es estructural. Para equiparar a brasil tenemos que cambiar muchas cosas. Y eso va mas alla de meros cambios de nombres. ¿Alguien recuerda si no de casualidad a lo que se está jugando hoy dia en el futbol argentino? No hay equipos ofensivos. Todos, o, en su defecto, casi todos los equipos del futbol argentino, juegan con doble cinco, sin enganche. Se inventan esquemas. Se sigue mareando al jugador que es lo más noble que tiene el futbol, cuando, en realidad, hay un esquema que siempre le dio resultados a la argentina y a cualquier equipo del mundo que guarda un lugar en los recuerdos de la historia del futbol aún no saliendo primero, como por ejemplo sucediera en su momento con la denominada naranja mecánica holandesa. La clave es dejar jugar a los jugadores a lo que saben, es decir, no caer en las fórmulas matemáticas, obsesivas y obsecuentes de los Bilardo, los Bielsa, los Bianchi, los Pekerman, los Pasarella, los Russo, los Alfaro, entre los tantos otros que dirigen equipos en la actualidad.
Este equipo dentro del momento oscuro que está atravesando el futbol argentino mostró cosas interesantes. Mostró momentos de buen futbol, momentos que hacía mucho tiempo no veia (creo que habría que remontarse a tiempos de la antigua dirección técnica del seleccionado de Basile para rastrear un equipo con semejante vocación ofensiva y toqueteo de pelota por abajo). Con esto no quiero decir que fuera perfecto este seleccionado. Le han faltado y faltan muchas cosas, entre ellas, tener una definicion de lo que quiere, si realmente quiere algo, quedando en los recuerdos de uno los temores existentes contra Brasil producto de una falta de identidad futbolística que nos aqueja en la actualidad y desde hace varios años. Pero, retomando, creo que el problema de la selección, y, mejor dicho, del futbol argentino es estructural. No puede haber una seleccion con buen criterio si al mismo tiempo las empresas privadas gerencian clubes que se funden. Y empresarios de jugadores se llevan pibes a los 10 años a europa, entre otras tantas cuestiones. No pueden haber programas deportivos con ex dirigentes de ex sociedades civiles participando del plantel de periodistas opinando sobre, precisamente, actos de corrupción. No pueden haber personeros de la política privatista deportiva como Fernando Niembro copando los micrófonos y las cámaras de los programas deportivos y aún conduciendo supuestas escuelas de periodistas con reconocimiento de un Estado que se dice ser diferente al del menemismo. Todavía recuerdo el partido de la selección con Colombia, y la actitud poco digna de los jugadores colombianos para con sus rivales. Y ni hablar de la actitud de los arbitros y sus asistentes tolerando toda patada alevosa o no a aquellos jugadores que querían disputar la pelota de forma limpia y honesta. ¿Acaso oyeron a algun periodista de estos tilingos que hoy tiran mierda con el resultado puesto que condenara el juego indigno de los colombianos? No. Porque ellos están de acuerdo en este juego. Quieren resultado, a como dé lugar. Aún si fuera posible dando agua podrida a rivales, aún si fuera haciendo goles con la mano, aún no devolviendo la pelota a un rival cuando éste la tira afuera tras producirse la caída por algún golpe de un contrario. El hecho que exista gente que esté de acuerdo con que se gane sin importar cómo implica que el futbol haya perdido su esencia. Para que Argentina vuelva a recuperar su esencia futbolística faltan muchas cosas por cambiar. Empezando por la actitud de uno.

Los presos por los incidentes de Haedo: Cuatro testimonios para una sola duda

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NOTA: Dos jugadores de Español pasaron por una odisea similar, permaneciendo en la cárcel por alrededor de 15 días. A diferencia de ellos, estos de la nota de a continuación sí fueron procesados. En cuanto a las similitudes entre lo que les sucedió a unos y a otros, cabe destacar que todas las detenciones se realizaron a varias cuadras del lugar a donde se produjeron los sucesos y muchas de ellas se realizaron por agentes, de civil, sin mediar prueba alguna que no fuera la inventada por los mismos policías. Esto, lamentablemente, resulta una constante para estos tiempos.
Esa mañana en Haedo se había producido un profundo malestar en los pasajeros de los trenes concesionados por TBA ante el incendio producto del estado calamitoso de los mismos. Más tarde, llegaría la liberación de la zona de los comercios y la estación de Haedo por parte de las fuerzas de seguridad y junto a la misma un contingente de individuos que actuaban destrozando los negocios, los vagones y las instalaciones de la estación de Haedo, antes custodiados por las fuerzas de seguridad. Y TBA, ante esta situación, pasaría en los medios masivos de comunicación de ser responsable ( por el incendio original de una de las formaciones, y por el estado deplorable de los trenes) a ser poco menos que víctima.
Cabe señalar que estas mismas empresas, como TBA, que se dedican a estos rubros así como a otros, son las mismas que, cuentan con la complicidad del Estado, y actúan, en el caso del fútbol, en sintonía con la dirigencia. Todos ellos son quienes se encuentran negociando el presente y el futuro del fútbol, a espaldas siempre de los socios y simpatizantes, sembrando el camino hacia la privatización de los mismos.
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El país|Lunes, 05 de Diciembre de 2005

LOS PRESOS POR LOS INCIDENTES DE HAEDO

Cuatro testimonios para una sola duda

Un estudiante de Educación Física que iba en otro tren. El cartonero que ayudó al supuesto inválido. El chico preso a 20 kilómetros. El sobreviviente de Cromañón. Familiares de cuatro acusados por el estallido dan su versión.
Por Miguel Jorquera

A poco más de un mes de la revuelta que terminó con el incendio de 15 vagones ferroviarios y de la estación de Haedo –en medio de la protesta de los usuarios por las condiciones del servicio privatizado en manos de TBA–, el juez federal de Morón, Germán Castelli, dictó el procesamiento de 20 personas, por delitos cuyas condenas van desde los 3 a los 30 años de prisión. Página/12 recogió, a través de familiares y abogados, las historia de tres de los procesados, dos de ellos presos –un estudiante de Educación Física y un cartonero– en la cárceles de Ezeiza y Marcos Paz, y la de un joven menor de edad (internado en un instituto) a quien acusan de portar una “botella de combustible” a 20 kilómetros del lugar de los incidentes. Además de la odisea de un joven sobreviviente de la tragedia de Cromañón que estuvo 17 días detenido en una comisaría sin que se le comprobara ningún delito, aunque, igual que la mayoría de los primeros 86 “demorados”, aún sigue vinculado a la causa judicial.

El otro tren
Mirta Alguernes estaba preocupada porque su hijo no había regresado a su casa en el barrio Arco Iris de Merlo. Había salido temprano, en la mañana del 1º de noviembre, para entregar, en el último plazo que tenía, un currículum en el gobierno porteño para ver si conseguía –como estudiante de primer año del profesorado de Educación Física– una vacante para las colonias de verano y después tenía turno para que lo atendieran en un hospital odontológico. Pero el llamado al teléfono celular de su hijo inquietó aún más a la desesperada madre: “‘Hola comisaría’, me respondían y cortaban. Así varias veces”, contó Mirta a Página/12. Su hijo de 19 años –del que prefiere preservar su nombre “por temor”– está desde el 17 de noviembre detenido en la cárcel de Ezeiza acusado de varios delitos por los disturbios en Haedo: “Robo, resistencia a la autoridad y daño agravado en perjuicio de bienes de uso público”. El estudiante viajaba en un tercer tren –además de los dos formaciones varadas en Haedo– que quedó parado a unas seis cuadras de esa estación, en medio de una extensa y abandonada playa de maniobras y los derruidos talleres ferroviarios, y desde donde sólo se puede salir caminando por las vías electrificadas. “Estuvieron parados 20 minutos allí, con el tren desbordado de personas, sin que les abrieran las puertas y viendo a lo lejos cómo se quemaban los vagones en la estación. Se imagina el pánico de la gente frente a esa situación. Cuando pudieron bajar, él fue hasta la estación a ver qué pasaba”, relata su madre. “La policía lo detuvo a dos cuadras de la estación de Haedo y después de revisarle la mochila y ver varios atados de cigarrillos –siguió Mirta–, el policía lo acusó de haber saqueado el quiosco del andén, pero después se dio cuenta que eran sólo marquillas vacías que mi hijo guardaba porque era una promoción (de una tabacalera) para canjear por una entrada a un recital.” Pero el joven no fue liberado: “Lo acusan de robar un equipo de música que no figura en la causa, no está secuestrado. Si existió o si robaron de algún lado, desapareció igual que el celular de mi hijo, con el que me contestaban en la comisaría y nunca me devolvieron”, agrega Mirta. “Mi hijo reconoce que sacó la garrafa de un bar del andén con otra persona por temor a que explotara porque el negocio se estaba quemando. Además estaba muy indignado porque cuando llegaron los primeros policías uniformados y de civil, empezaron a disparar balas de gomas a toda la gente. El tiene las marcas de tres perdigones en las piernas”, insiste su madre. “Según el juez, él fue reconocido por los policías que, después de ver los videos periodísticos, lo identificaban con nombre y apellido al verlo en la foto que la misma policía le tomó después de detenerlo. Así consta en la misma causa”, agrega su abogado, Omar Dib. Después de varios días preso en una comisaría, el joven fue liberado, pero el 17 de noviembre una comisión policial lo fue a buscar a su casa y lo llevó detenido al penal de Ezeiza. “En esos días que estuvo en libertad hasta rindió exámenes del profesorado, pero el juez no le da la excarcelación por ‘temor a la fuga’”, cuanta Mirta. “Lo que pasa –insiste Dib– es que a pesar de no tener acreditado ninguno de los delitos, el juez en cada auto de procesamiento carga a los acusados de todos los delitos que investiga la causa y las penas van desde 3 hasta 30 años de prisión.”

El cartonero
“Mi hijo estaba cartoneando”, relata Graciela Taborda a Página/12. Graciela tampoco quiere dar el nombre de su hijo por temor “a que se agrave la situación que él está viviendo”. El joven de 21 años había salido como todos los días a cartonear –desde su casa en Rafael Castillo, en La Matanza– con su hermano de siete. Lo detuvieron a tres cuadras de la estación de Haedo arriba de un carro tirado por un caballo. Lo acusan de robar una silla de ruedas, varios chalecos antibala de la policía provincial y material ferroviario. Preso en la cárcel de máxima seguridad de Marcos Paz, su detención tiene ribetes tragicómicos. “Ve que varios jóvenes escapan de la policía empujando una persona visiblemente consternada en una silla de ruedas y le piden que lo cargue en el carro para sacarlo de la zona. Lo suben y desaparecen. Cuando la policía se acerca, el supuesto ‘inválido’ salta del carro y huye”, cuenta Dib, que también defiende su caso. “Debajo de la silla había un chaleco antibala –sigue Dib–, pero lo acusan del robo de varios, como de media docena, que igual que la silla de ruedas tampoco consta en la causa. Lo mismo que sucedió en otros casos, la policía afirma que el secuestro de los elementos fue filmado por un camarógrafo de Canal 13, al que después le habrían robado el casete, pero en el expediente no existe ninguna denuncia del robo del casete ni declaración alguna del camarógrafo.” El juez Castelli estaría por desestimar “por falta de pruebas” el robo de los chalecos antibala, pero igual lo procesó por supuesta participación en los enfrentamientos con la policía. “Me enteré cerca de las doce de la noche, a pesar de que mi hijo había dado un número de teléfono a la policía para que me avisaran. Cuando llegué, el chiquito estaba parado en la vereda de la comisaría de Haedo y me dijeron que el otro quedaba detenido”, explica Graciela. El carro estaba a varias cuadras de la comisaría, hasta donde los vecinos lo habían llevado y le dieron agua al caballo. En él volvieron hasta Rafael Castillo, pero sin su hijo mayor.

El caso del bidón
Fue uno de los argumentos más fuertes que se esgrimieron desde el Gobierno para justificar su versión que detrás de los hechos había “grupos políticos organizados”: un joven había sido detenido con “una botella de nafta en su mochila dispuesto a quemar vagones ferroviarios”. Aunque la detención se produjo después de los incidentes y en la estación de Moreno, una de las cabeceras del ramal eléctrico del ex ferrocarril Sarmiento, a unos 30 minutos de tren (si el servicio anda bien) de Haedo. Según el relato de su abogada, María Fernanda Pereyra, el menor iba “al centro” y esquivó los controles del pago de boletos sorteando altas vallas con alambres de púa para acceder al andén y subirse a un tren que ya no saldría porque el servicio había sido suspendido por los incidentes en Haedo. Los guardias privados de TBA lo persiguieron y lograron atraparlo a pesar de la veloz carrera que intentó para escaparse después de que comprobara que la formación no arrancaría como él tenía previsto. “Los guardias privados lo condujeron a un cuartucho en la estación ferroviaria –continuó su relato la abogada–, y allí lo interrogaron y maltrataron. Cambiaron su morral tejido, como el que usan muchos jóvenes, por una mochila en la que había un envase de plástico supuestamente con algún tipo de combustible. No sólo lo maltrataron sino que le rociaron el cuerpo y la cabeza con ese combustible.” “Nosotros nos dimos cuenta cuando lo llevaron al interrogatorio en el Juzgado de Morón –continúa Pereyra–, le vimos los ojos irritados y tenía en toda su ropa un olor extraño. Le preguntamos qué le había pasado y nos contó incluso que un policía le hizo lavar bien la cara ante la irritación que le produjo ese combustible. Pedimos que se pericie la remera que llevaba puesta y hasta un mechón de pelo, y se abrió una causa paralela por apremios ilegales. El juez no se expidió sobre ninguno de estos temas, pero igual dictó su procesamiento y lo internó en un instituto de menores”, a pesar de los informes favorables elaborados por varios asistentes sociales que avaló el asesor de menores del departamento judicial de Morón. Ahora, el chico está internado en el instituto Roca. “El juez tomó la determinación sobre la base de los testimonios de los guardias privados y de la policía, que aunque coinciden en los trazos gruesos, existen no pocas contradicciones. El chico jamás aceptó que él llevaba ese combustible, ni tampoco dijo que alguien le haya pagado para intentar incendiar un vagón de tren. A nadie se le ocurre ir a quemar un tren rociado de combustible, salvo que también le quieran adjudicar un ataque suicida tipo Al Qaida”, argumentó la abogada defensora.

De Once a Haedo
Cyntia volvió a revivir la pesadilla del 30 de dicembre de 2004. Dejó a su hija de cuatro años en su casa en Pontevedra, partido de Merlo, y salió desesperada a recorrer comisarías y hospitales para tratar de encontrar a su esposo Gerardo Hernández, uno de los sobrevivientes de la tragedia de Cromañón. “Fui a varias comisarías, incluso a la de Haedo, donde había estado detenido, y me decían que ahí no estaba. Hasta que lo ubicamos en la comisaría de El Palomar, adonde ya habíamos llamado y también nos habían negado que estuviera”, cuenta Cyntia, aún indignada, a este diario. Allí, Gerardo permaneció 17 días detenido sin que se le comprobara delito alguno, aunque todavía no está totalmente desvinculado de la causa. Gerardo ya había avisado por teléfono al trabajo que llegaría “otra vez” tarde por problemas en los trenes. Pero nunca llegó. Su cuñado, que trabaja en la misma empresa le avisó a Cyntia, que salió en su búsqueda. “Me imaginé que se había descompuesto. No sabía cómo podía reaccionar si había quedado en medio de ese incendio con todo lo que ha pasado y por lo que todavía está con tratamiento psicológico”, explica Cyntia a Página/12. A Gerardo, de 25 años, lo detuvieron caminando por las vías a varias cuadras de la estación, le revisaron la mochila en la que tenía ropa de trabajo. “A mi cuñada le mostraron una mochila en la comisaría de Haedo y le dijeron que le encontraron monedas tiznadas. Después dijeron que llevaba sólo efectos personales, pero igual lo dejaron preso”, explica Cyntia. En la comisaría, Gerardo se descompuso. “Lo tuvieron que llevar al (hospital) Posadas, donde tiene toda su historia clínica. Sufrió un episodio de claustrofobia, no soportaba más la situación. Ahora lo liberaron, volvió a declarar y el juez le dijo que le iba a dar la falta de mérito, pero todavía tiene que ir nuevamente al juzgado. Sigue muy nervioso, no es justo por lo que tuvo que pasar”, sentenció Cyntia.

Fuente: Diario "Página 12"